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EL MANUSCRITO GRAND
LODGE Nº 1 (1583)
I. Que la fuerza del Padre del
cielo, y la sabiduría del Hijo glorioso por la gracia y la bondad
del Espíritu Santo, que son tres personas (6) y un solo Dios,
estén con nosotros en nuestras empresas y nos otorguen así la
gracia de gobernarnos aquí abajo en nuestra vida de manera que
podamos alcanzar su beatitud, que jamás tendrá fin. Amén.
II. Buenos hermanos y compañeros,
nuestra intención es deciros cómo y de qué sabia manera este
excelente oficio de masonería ha comenzado, y después de ello cómo
fue conservado por excelentes reyes y príncipes, así como por
muchos otros hombres notables. Es por ello que impondremos a
quienes aquí están los deberes que todo verdadero masón debe
respetar. Con toda la buena fe, y con mucho cuidado, es algo
excelente guardar estos deberes, pues es un oficio excelente y una
curiosa ciencia.
III. Hay siete artes liberales, y
entre las siete este oficio es una de ellas, y los nombres de las
siete artes son los siguientes:
La primera es la gramática: ella
enseña al hombre a hablar y a escribir correctamente.
La segunda es la retórica, que
enseña al hombre a bien hablar en términos sutiles.
La tercera es la dialéctica, que
enseña al hombre a distinguir o a reconocer la verdad del error.
La cuarta es la aritmética, que
enseña al hombre a calcular y a contar toda clase de números.
La quinta es la geometría, que
enseña al hombre la determinación y la medida de la tierra y de
todas las cosas, ciencia a la que se llama masonería.
El arte sexto se llama música: es
el que enseña al hombre del oficio el canto vocal, así como a
tocar el órgano, el arpa o la trompeta.
Y el arte séptimo se llama
astronomía: es el que enseña al hombre a conocer el trayecto del
sol, de la luna y de las estrellas.
IV. Éstas son las siete artes
liberales; estas siete se basan todas en un arte que es la
geometría. El hombre puede probar que todas las artes del mundo se
fundan en la geometría. Pues la geometría ha enseñado al hombre la
medida, la ponderación y los pesos de toda clase de cosas sobre la
tierra. Por otra parte, no hay ningún hombre que no haya cumplido
cualquier oficio sin obrar con ayuda de alguna medida o
instrumento de medida; y tampoco ningún hombre que no haya
comprado o vendido son medir ni pesar, y todo ello es geometría.
Estos comerciantes, estos artesanos, y también las siete artes y
en particular el labrador, el comerciante especializado en toda
clase de granos y de semillas, el vendimiador y el horticultor
(que trabaja) el campo. Ni la gramática ni la aritmética ni la
astronomía ni ninguna de las otras artes permiten al hombre
encontrar una medición o una medida, excepto la geometría. Por
ello pensamos que el arte de geometría es el más excelente que
encontrarse pueda, comparado con cualquier otro.
V. Cómo comenzó primero este arte
excelente es lo que os voy a decir. Antes del diluvio de Noé había
un hombre que se llamaba Lamech, así como se encuentra escrito en
la Biblia, en el capítulo cuarto del Génesis. Este Lamech tenía
dos esposas, una se llamaba Ada y la otra Sella. De su primera
esposa Ada tuvo dos hijos, uno llamado Jabel y el otro Jubal. De
la otra esposa, Sella, tuvo un hijo y una hija. Estos cuatro niños
inventaron todos los oficios que hay en el mundo. El hijo mayor
Jabel fundó el oficio de geometría dividiendo los rebaños de
corderos y los terrenos en los campos, y el primero que construyó
una casa de piedra y de madera, así como se halla mencionado en
dicho capítulo. Su hermano Jubal fundó el oficio de músico, el
canto vocal (e instrumental), sea con el arpa o con el órgano. El
tercer hermano, Tubalcaïn, fundó el oficio de herrero, (que
trabaja) el oro, la plata, el cobre, el hierro y el acero. En
cuanto a la hija, fundó el oficio del tejido.
VI. Estos niños sabían bien que
Dios se vengaría del pecado, sea por el fuego o por el agua. Por
ello, escribieron los conocimientos que habían hallado en dos
pilares de piedra de manera que se los pudiera encontrar después
del diluvio de Noé. Una de las dos piedras era de mármol, a fin de
que resistiera el fuego; y la otra piedra era de lo que se llama
ladrillo, a fin de que resistiera al agua.
VII. Nuestra intención es deciros
verdaderamente cómo y de qué manera estas piedras fueron
encontradas, así como los conocimientos que estaban escritos sobre
ellas. El gran Hermarines, que era el hijo de Cube, que era hijo
de Sem (7), el hijo de Noé (ese mismo Hermarines fue llamado más
tarde Hermes, el padre de la sabiduría) encontró uno de los dos
pilares de piedra y los conocimientos escritos en él y los enseñó
a los demás hombres.
VIII. Durante la construcción de
la torre de Babilonia, se hacía mucha masonería. El rey de
Babilonia, que se llamaba Nemrod, era él mismo masón y amaba el
oficio, como dice entre otros el maestro de las historias.
Cuando la ciudad de Nínive y las
otras ciudades del este fueron construidas, Nemrod, el rey de
Babilonia, envió allí... masones a petición del rey de Nínive, su
primo. Y cuando los envió, a partir de ese día les dio el deber
así concebido: (a saber) que deberían ser veraces uno con otro; y
que deberían servir a su señor de acuerdo con su salario, de
manera que su maestro pueda obtener respeto y todo lo que le
venga. Les dio muchos otros deberes; y fue la primera vez que todo
masón tuvo un deber en su oficio.
IX. Además, cuando Abraham y su
esposa Sara llegaron a Egipto, habló de las siete artes a los
egipcios. Tuvo un alumno excelente que se llamaba Euclides, que
aprendió muy bien y fue maestro en todas las siete artes. En su
época ocurrió que los señores y los Estados de su reino
engendraron numerosos hijos, bien de sus esposas, bien de otras
damas del reino, pues este país es caluroso y fértil (en el tema)
de la reproducción. No habían encontrado para sus hijos una manera
válida de ganarse la vida, por lo cual tenían gran tristeza.
Cuando el rey del país reunió en gran consejo al parlamento, a fin
de saber cómo podrían hacer de sus hijos honestos gentileshombres,
no encontraron ningún medio válido. Entonces ellos (hicieron
proclamar) a través de todo el reino que si había un hombre capaz
de informarles, debería llegarse hasta ellos y sería recompensado
de su viaje de modo que se placiera con ellos.
X. Cuando fue hecha esta
proclamación, llegó entonces el excelente clérigo Euclides, quien
dijo al rey y a todos sus grandes señores: Si tomo bajo mi mando a
vuestros hijos... yo les enseñaré una de las siete artes, gracias
a la cual podrán vivir honestamente, como hacen los
gentileshombres; a condición de que me den el poder de dirigirles
conforme a las reglas del arte.
El rey y todo su consejo
estuvieron de acuerdo al instante, y sellaron esta comisión.
Entonces este excelente (clérigo) tomó con él a los hijos de los
señores y les enseñó el arte de geometría por la práctica, (es
decir) a construir en piedra toda clase de excelentes obras que se
encuentran en la construcción de iglesias, de templos, de
castillos, de torres, de casas y de todas las demás clases de
construcciones.
XI. Les dio un deber así
concebido. El primer (punto) era que debían ser fieles al rey y al
señor al que sirven. Que deberían amarse mutuamente, y ser
sinceros el uno con el otro.
Que deberían llamarse uno a otro
compañero, o hermano, y no servidor, ni criado, ni con cualquier
otro nombre vil. Que deberían merecer verdaderamente el salario
que les pagara el señor o al maestro al que sirvieran. Que
ordenarían al más sabio de entre ellos que fuera el maestro de
obras, pero que ni por sentimiento, ni a causa de su linaje o
riqueza, ni por favor, instalarían a otro, dotado de poca
destreza, para ser el maestro de la obra (mandada) por un señor,
pues este señor sería mal servido y ellos serían castigados. De
manera que deberían llamar al director de los trabajos maestro
durante el tiempo que con él trabajaran. Y muchos otros deberes de
los que sería demasiado largo hablar. Con respecto a todos estos
deberes les hizo prestar el juramento solemne que estaba en uso
entre los hombres de esos tiempos. Les atribuyó un salario
razonable, de modo que pudieran vivir honestamente. También les
ordenó reunirse una vez al año en asamblea, a fin de que pudieran
trabajar mejor y servir así tanto al interés de su señor como a su
propia honorabilidad. Y corregir ellos mismos a quien hubiera
ofendido el oficio.
De esta manera, el oficio fue
establecido aquí. Y el excelente Euclides le dio el nombre de
geometría, pues así es como ahora se llama en todos los países a
la masonería.
XII. Mucho tiempo después, cuando
los hijos de Israel penetraron en tierra prometida, a la que a
partir de ahora llamaremos el país de Jerusalén, el rey David
comenzó (a construir) el templo que se llama templo del Señor, y
que entre nosotros llamamos templo de Jerusalén. Este mismo rey
David amaba a los masones, y los quería mucho, y les dio un buen
salario. Les dio los deberes y costumbres que había aprendido en
Egipto, aquellos dados por Euclides, así como muchos otros deberes
de los que más adelante oiréis hablar. Tras la muerte del rey
David, Salomón, su hijo, acabó el templo que su padre había
comenzado. Mandó buscar a masones en distintas regiones y países,
y los reunió a todos cuando hubo 80.000 obreros talladores de
piedra, y todos fueron llamados masones. Escogió a 3.000 de entre
ellos, que fueron ordenados maestros y directores de esta obra.
XIII. Además hubo un rey de otra
región a quien los hombres llamaban Hiram. Amaba bien al rey
Salomón y le dio madera de construcción para su obra. Tenía un
hijo que se llamaba Aynon (8); era maestro en geometría, fue el
principal maestro de todos estos masones, y fue el maestro de
todos los grabadores y escultores, y de todo otro género de
masones asociados al templo. Hay un testimonio de ello en la
Biblia, en el cuarto libro de los Reyes, en el capítulo tercero.
Este mismo Salomón confirmó a la vez los deberes y las costumbres
(9) que su padre había dado a los masones. Es así como este
excelente oficio de masonería fue confirmado en la región de
Jerusalén y en muchos otros reinos.
XIV. Artesanos curiosos
recorrieron grandes distancias en diversos países, sea para
aprender más destreza en su oficio, sea para enseñar a quienes
poseían poca habilidad (10). Ocurrió entonces que hubo un curioso
masón de nombre Naymus Grecus (11), que había estado en la
construcción del templo de Salomón. Llegó a Francia y allí enseñó
el arte de la masonería a los hombres de Francia (12). Hubo
alguien del linaje real de Francia que tenía por nombre Charles
Martel (13). Era un hombre que amaba mucho el oficio, se juntó con
ese Naymus Grecus, aprendió de él el oficio y se encargó de los
deberes y las costumbres. Después de esto, por la gracia de Dios,
fue elegido para ser rey de Francia.
Cuando fue investido de tal
estado, cogió a los masones y les ayudó a hacer masones de los
hombres que no lo eran, y les puso a trabajar, y les dio a la vez
los deberes y las costumbres, así como un buen salario, tal como
había aprendido de otros masones. Confirmó su carta de año en año,
(les permitió) tener su asamblea donde quisieran, y les quiso
mucho. Es así como llegó a Francia el oficio (14).
XV. Inglaterra, durante todo este
período, ignoró todo deber de masonería hasta el tiempo de san
Albano (15). En su tiempo, el rey de Inglaterra, que era un
pagano, construyó la ciudad que se llama Saint-Albans (16). San
Albano era un excelente caballero y el intendente de la casa del
rey; detentaba el gobierno del reino y también los muros de la
ciudad. Amaba a los masones y les quería mucho. Hizo que se les
pagara con gran justicia, según la costumbre del reino, pues les
dio 2 chelines y 6 peniques por semana, más 3 peniques para
animarles. Antes de este tiempo, en todo el país, un masón no
recibía más que un penique por día y la comida, hasta que san
Albano corrigió esto. Les dio una carta real, les aconsejó tener
un concilio general y que se le diera el nombre de asamblea. Él
mismo acudió a ella, y les ayudó a formar masones, y les dio
deberes de los que muy pronto oiréis hablar.
XVI. Después de la muerte de san
Albano, se produjeron distintas guerras entre Inglaterra y otros
países, así que la buena regla de masonería se perdió hasta la
época del rey Athelstan (17), que fue un excelente rey de
Inglaterra. En todo este país aportó reposo y paz, y construyó
muchas grandes obras: abadías, torres, y muchos otros edificios.
Amaba mucho a los masones, y tuvo un hijo de nombre Edwin (18) que
amaba a los masones aún más que su padre. Fue un gran practicante
de la geometría, y se reunía y hablaba mucho con los masones para
aprender de ellos el oficio. Después, a causa del amor que tenía
por los masones y por el oficio, fue hecho masón. Obtuvo de su
padre el rey una carta y un consejo, que era el tener cada año una
asamblea una vez al año donde quisieran en el reino de Inglaterra,
a fin de que ellos mismos corrigieran las faltas y los abusos
hechos en el oficio. Él mismo convocó una asamblea en York; hizo
allí masones, les dio deberes, les enseñó las costumbres, les
ordenó guardar siempre la regla. Les otorgó la carta y el consejo,
y les hizo una ordenanza que debía ser renovada de rey en rey.
XVII. Cuando la asamblea estuvo
reunida al completo, hizo una proclamación según la cual todos los
masones jóvenes y viejos que poseyeran un escrito o luces sobre
los deberes (19) y costumbres que habían estado antaño en vigor en
este país o en otro debían a partir de entonces aportarlos y
mostrarlos.
Cuando esto tuvo lugar, se
encontraron testimonios en francés (20), otros en griego (21),
otros en inglés (22), y otros en más lenguas (23), y se comprobó
que todos tenían un mismo fin. Hizo un resumen (24) mostrando cómo
había sido creado el oficio. Propuso y él mismo ordenó que se
leería en silencio o en voz alta cuando se hiciera un masón, a fin
de comunicarle su deber (25). A partir de este día, y hasta hoy,
las costumbres de los masones han sido conservadas en la medida en
que los hombres podían imponerlas tal como eran. Además en
diversas asambleas se concibieron y promulgaron otros deberes para
el mejor consejo de maestros y compañeros.
XVIII. Entonces uno de los más
antiguos sostiene el libro (26), y aquel o aquellos (a quienes se
recibe) apoya su mano sobre el libro, y deben leerse los
preceptos.
Todo hombre que es masón observa
con gran cuidado estos deberes. Si un hombre se considera a sí
mismo culpable en cuanto a uno de estos deberes, se corrige a sí
mismo ante Dios. En particular, aquellos que están encargados de
responsabilidades tienen cuidado de poder guardar estos deberes
con gran exactitud, ya que es un gran peligro para un hombre jurar
sobre un libro.
XIX. El primer deber es éste: que
seréis hombres leales a Dios y a la santa Iglesia; y que no
caeréis en el error ni en la herejía, sea por vuestro juicio, sea
por vuestras acciones, sino que seréis hombres discretos o sabios
en todo.
Además, que seréis verdaderos
hombres fieles al rey de Inglaterra, sin traición ni falsedad; y
que no cometeréis traición ni trampa, y que, a menos de corregiros
en privado si podéis, advertiréis al rey o a su consejo.
Además, que cada uno será sincero
con el otro, es decir, que con todo masón del oficio de la
masonería que tiene derecho a ejercerlo actuaréis como quisierais
que él actuara con vosotros.
Además, que seguiréis todos los
consejos de vuestros compañeros con lealtad, sea en logia o en la
cámara, así como todos los demás consejos que deberían ser
guardados con respecto a la masonería.
Además, que ningún masón será un
ladrón, a partir de este día y durante tanto tiempo como pueda
comprenderlo o ser advertido.
Además, que cada uno será sincero
con el otro, así como con el señor o el maestro al que servís, y
velaréis lealmente por su interés y su beneficio.
Además, que llamaréis a los
masones compañeros o hermanos, y no con otras denominaciones
viles.
Además, que no abusaréis de la
esposa de vuestro hermano como bribones, ni desearéis de manera
impía a su hija ni a su sirviente, y no atraeréis hacia él la
vergüenza.
Además, que pagaréis lealmente
vuestra comida y vuestra bebida allá donde vayáis a comer.
Además, que no cometeréis ninguna
atrocidad en el lugar donde estéis alojados, pues el oficio podría
ser calumniado.
XX. Éstos son los deberes
generales que toca guardar a todo masón sincero, incluidos los
maestros y compañeros. Voy a enunciar otros deberes, éstos
particulares, (reservados) a los maestros y compañeros.
En primer lugar, que ningún
maestro o compañero tomará para sí el trabajo de un señor, ni el
trabajo de otro hombre, a menos de que se sepa capaz y
suficientemente hábil para acabarlo, de manera que el oficio no
sea calumniado ni deshonrado, sino que el señor pueda ser bien y
fielmente servido.
Igualmente, que ningún maestro se
encargará de un trabajo a menos de hacerlo con razón, de manera
que el señor pueda ser bien servido, conforme a lo que se le debe,
y que el maestro pueda vivir honestamente y pagar a sus compañeros
el salario que les corresponde, como es costumbre.
Igualmente, que ningún maestro o
compañero suplantará a otro en su trabajo; es decir, que si ha
tomado un trabajo, o si es el maestro de obra de un señor, no
abandonará su obra salvo en el caso de que sea incapaz de
conducirla a buen fin.
Igualmente, que ningún maestro o
compañero tomará aprendiz por una duración inferior a siete años.
Además, el aprendiz debe estar en posesión de sus medios
naturales, es decir, nacido libre, y físicamente íntegro, como
todo hombre debiera serlo.
Igualmente, que ningún maestro o
compañero tendrá autorización de ser hecho masón sin el acuerdo y
el parecer de sus compañeros. Será contratado por un tiempo no
inferior a seis o siete años. Y aquel que será hecho masón debe
estar en posesión de todas sus facultades a todos los niveles, es
decir, ser nacido libre, de buena familia, honrado, y no siervo.
Debe tener también los miembros íntegros, como todo hombre debiera
tenerlos.
Igualmente, que ningún masón
tomará aprendiz a menos de tener suficientes ocupaciones que
darle, y de tener trabajo para tres o al menos dos compañeros.
Igualmente, que ningún maestro o
compañero tomará parte en el trabajo de un hombre que esté ausente
a causa de un viaje.
Igualmente, que todo maestro dará
su paga a sus compañeros según lo merezcan, de manera que no sea
defraudado por los malos obreros.
Igualmente, que ningún maestro
calumniará a otro a sus espaldas, a fin de hacerle perder su buena
reputación o sus bienes temporales.
Igualmente, que ningún compañero,
sea en la logia o fuera de ella, responderá mal a otro de manera
impía o haciéndole reproches, salvo si es por una causa razonable.
Igualmente, que todo masón
saludará a su superior, y le mostrará respeto.
Igualmente, que ningún masón se
acostumbre a los juegos de azar, o a los dados o a otros juegos
desleales, pues el oficio podría ser calumniado.
Igualmente, que ningún masón se
dará a los excesos o a la impudicia, pues el oficio podría ser
calumniado.
Igualmente, que ningún compañero
llegará a la ciudad de noche cerrada para ir a una logia de
compañeros si no va acompañado por otro. Esto dará testimonio en
su favor si se le viera en lugares deshonestos.
Igualmente, que todo maestro o
compañero se llegará a la asamblea si ésta se celebra a 50 millas
(27), si ha sido avisado, o si ha cometido un abuso perjudicial al
oficio, así como para recibir lo que los maestros y compañeros
deben concederle.
Igualmente, que todo maestro o
compañero que haya cometido una falta en el oficio acatará la
sanción de los maestros y compañeros, y éstos se pondrán de
acuerdo si pueden; pero si no pueden ponerse de acuerdo, se
recurrirá a la justicia pública.
Igualmente, que ningún maestro o
compañero fabricará molde, escuadra ni regla a fin de establecer
los cimientos; y no deberá tampoco poner un pavimento, sea en la
logia o fuera de ella, con objeto de tallar así piedras no
escuadradas.
Igualmente, que todo masón
recibirá y querrá a los compañeros extranjeros que arriben a la
región, y les dará trabajo como es costumbre, es decir, que les
pondrán en su sitio las piedras talladas; de lo contrario, le dará
el suficiente dinero para que puedan acercarse a la logia más
cercana.
Igualmente, que todo masón servirá
fielmente al señor a cambio de su salario. Y todo maestro
conducirá lealmente a buen fin su obra, sea a destajo o de viaje,
si tiene vuestras órdenes y todo lo que sus (obreros) deberían
tener.
Estos deberes que os acabamos de
repetir, y todo lo que pertenece además a los masones, los
guardaréis, y que Dios os ayude (28) y os santifique por este
libro (29) que tenéis en las manos, en la medida de vuestros
medios. Amén.
NOTAS:
1. Una traducción francesa de este texto, debida a Edmond Mazet,
ha aparecido en La Franc-maçonnerie: documents fondateurs,
París, L'Herne, 1992, p. 130-138.
2. Edmond Mazet, "Introduction" al Regius y al
Cooke, ibid., p. 27.
3. Henry Kraus, A prix d'or. Le
financement des cathédrales, trad. Laurent Medzadourian y
Dominique Barrios-Delgado, París, Cerf, 1991, p. 227.
4. Robert-Freke Gould, Histoire abrégée de la Franc-maçonnerie,
trad. Louis Lartigue, París, Maisnie-Trédaniel, 1989.
5. Trad. E. Mazet en La Franc-maçonnerie: textes fondateurs,
op. cit., p. 119-120.
6. En teología cristiana, la palabra "persona" significa
"hipóstasis". El Padre designa al "Ser Eterno" (YHVH), es decir,
los principios ontológicos; el Hijo designa a las "virtudes" ('elohîm),
es decir, los principios éticos; y el Espíritu Santo (neshamah,
ruah) designa a las obligaciones impuestas al hombre por el Ser y
a las virtudes de las que proceden.
7. Se trata de Cheba, el hijo de Sem (Gen., 10, 28).
8. Referencia al héroe de una célebre canción de gesta del siglo
XII: el Renaud de Montauban de los Cuatro hijos de Aymon, empleado
como tallador de piedra en la cantera de la catedral de Colonia
(recuérdese que en los Antiguos Deberes el templo de Salomón es
una figura alegórica de las catedrales góticas, debido a los
orígenes salomónicos del arte gótico de las catedrales). La
leyenda de los Cuatro hijos de Aymon parece haber desempañado un
notable papel en la elaboración del imaginario del Compagnonnage
francés en los siglos XIV y XV.
9. Probable referencia a las costumbres del Compagnonnage
aparecido en Francia en los siglos XIV y XV.
10. Posible alusión al famoso Tour de France ejecutado a pie por
los compañeros del deber, probablemente desde el siglo XIV, en la
época en que la guerra de los cien años, al cerrar un cierto
número de las canteras de las catedrales, obligó a los masones sin
trabajo a buscar en otras regiones una cantera o a contratarse y
completar su formación profesional.
11. "Nombre griego" tomado por Makaboe (Macabeo o "martillo"), que
en 1268 servía para designar el santo y seña de los hacedores de
argamasa y los talladores de piedra parisinos (Etienne Boileau,
Livre des métiers, XLVIII, 22) antes de designar en la leyenda
compagnonnica francesa del maestro Jacques el nombre de una
columna (Patrick Négrier, Histoire et symbolisme des légendes
compagnonniques, Le Mans, Borrégo, 1994).
12. Alusión apenas velada por la alegoría a los orígenes
salomónicos del arte gótico de las catedrales aparecido en Ile de
France en el siglo XII.
13. En su Livre des métiers (XLVIII, 22), Etienne Boileau afirmaba
en 1268 que los hacedores de argamasa y los talladores de piedra
parisinos estaban dispensados de hacer la ronda [en francés, "guet"]
desde los tiempos de Charles Martel; era una alusión alegórica al
hecho de que los artesanos poseían un santo y seña [en francés, "mot
de guet"], que no era otro que la designación bíblica de su
instrumento de trabajo, el martillo, cuyo nombre hebreo (maqavah,
que dio su nombre a Judas Macabeo: cf. Mac., 2, 4) fue transcrito
por la de los Setenta con la forma Makaboe.
14. Cf. nota 12.
15. Es decir, a finales del siglo III y principios del IV, período
que marca el inicio de la evangelización en Gran Bretaña. San
Albano aparece mencionado sobre todo en relación con el monasterio
de Saint-Alban, que marcó una importante etapa de la arquitectura
cristiana en Inglaterra.
16. El monasterio benedictino de Saint-Alban (Verulamium, donde
será enterrado el filósofo Francis Bacon, autor de La Nueva
Atlántida y de quien se conoce la importancia en la historia del
pensamiento masónico) fue edificado en 793.
17. El rey de Inglaterra, Athelstan (895-940).
18. Como se muestra en la continuación del texto la relación entre
Edwin y la ciudad de York, este Edwin no era un hijo de Athelstan,
sino el rey de Northumbria Edwin (583-633), precisamente bautizado
en York. Sin embargo, si el presente Antiguo Deber menciona a
Edwin no es solamente a causa de su relación con la ciudad de York,
importante enclave de la masonería; es también en referencia al
hecho de que según la Historia Eclesiástica de Beda el Venerable,
Edwin construyó una iglesia de madera y comenzó a edificar otro
santuario en piedra (Robert-Fleke Gould, op. cit., p. 222). Por
otra parte, Geoffroy de Monmouth habla extensamente de Edwin en su
Historia de los reyes de Bretaña (190-197).
19. Estos deberes designan a los Antiguos Deberes masónicos
anteriores de Gran Bretaña, como el Regius (1390) y el Cooke
(1410), pero también probablemente al Deber que designa al
Compagnonnage aparecido en Francia en los siglos XIV y XV.
20. Referencia probable a las leyendas (del maestro Jacques, de
Salomón y del Padre Soubise) del Compagnonnage francés.
21. Probable alusión a Naymus Grecus y a Makaboe (cf. notas 11 y
13).
22. La lengua de los Antiguos Deberes anglosajones: el Regius y el
Cooke.
23. Quizá las otras lenguas de las que el Compagnonnage francés
tomó ciertas palabras para designar a los elementos de sus
leyendas.
24. No tenemos huella de una recopilación de textos masónicos
anterior a 1583. No obstante, esto anuncia la recopilación que
serán las Constituciones de Anderson de 1723.
25. Este pasaje es importante: demuestra que antes de 1583, es
decir, más de cincuenta años antes de los inicios de la masonería
especulativa (1637) existía ya una ceremonia destinada a "hacer
masones", rito en el cual intervenía como hoy un libro de
constituciones masónicas.
26. El libro de las constituciones masónicas.
27. La milla inglesa equivale a 1609 metros, de modo que 50 millas
representan 80 km.
28. La leyenda "compagnonica" francesa de Salomón (siglo XV) ya
menciona YHVH Auxilia ("Dios es nuestra ayuda") como palabra de
paso de los compañeros que acceden a la maestría.
29. Cf. nota 26.
COMENTARIO
Junto
con los manuscritos Regius y Cooke forma parte de la familia de
textos de los antiguos deberes. Comienza con una oracion inicial:
“Que la fuerza del Padre del cielo, y la sabiduría del Hijo
glorioso por la gracia y la bondad del Espíritu Santo, que son
tres personas (6) y un solo Dios, estén con nosotros en nuestras
empresas y nos otorguen así la gracia de gobernarnos aquí abajo en
nuestra vida de manera que podamos alcanzar su beatitud, que jamás
tendrá fin. Amén”.
Cabe distinguir siete aspectos del
manuscrito:
I.- Se mencionan las Siete Artes
liberales y cómo ellas se basan en la geometría: “IV estas siete
se basan todas en un arte que es la geometría. El hombre puede
probar que todas las artes del mundo se fundan en la geometría.
Pues la geometría ha enseñado al hombre la medida, la ponderación
y los pesos de toda clase de cosas sobre la tierra. Por otra
parte, no hay ningún hombre que no haya cumplido cualquier oficio
sin obrar con ayuda de alguna medida o instrumento de medida; y
tampoco ningún hombre que no haya comprado o vendido son medir ni
pesar, y todo ello es geometría”
II.- Orígenes bíblicos de la
geometría: Según el Génesis “Este Lamech tenía dos esposas, una se
llamaba Ada y la otra Sella. De su primera esposa Ada tuvo dos
hijos, uno llamado Jabel y el otro Jubal. De la otra esposa,
Sella, tuvo un hijo y una hija. Estos cuatro niños inventaron
todos los oficios que hay en el mundo. El hijo mayor Jabel fundó
el oficio de geometría dividiendo los rebaños de corderos y los
terrenos en los campos, y el primero que construyó una casa de
piedra y de madera, así como se halla mencionado en dicho
capítulo. Su hermano Jubal fundó el oficio de músico, el canto
vocal (e instrumental), sea con el arpa o con el órgano. El tercer
hermano, Tubalcaïn, fundó el oficio de herrero, (que trabaja) el
oro, la plata, el cobre, el hierro y el acero. En cuanto a la
hija, fundó el oficio del tejido” (V).
Se menciona el tema del encuentro
de estos dos pilares por Hermes: “escribieron los conocimientos
que habían hallado en dos pilares de piedra de manera que se los
pudiera encontrar después del diluvio de Noé. Una de las dos
piedras era de mármol, a fin de que resistiera el fuego; y la otra
piedra era de lo que se llama ladrillo, a fin de que resistiera al
agua” (VI). El Rey nemrod envía masones a su primo el rey de
Nínive y este les dará más estatutos. De allí partirán Abraham y
su esposa hacia Egipto para enseñar las siete Artes. Su discípulo
Euclides enseñó el Arte a los hijos de la nobleza egipcia y nuevos
preceptos y costumbres. Tras la salida de Egipto, los israelitas
llegaran a la Tierra prometida y en Jerusalem muchos maestros
masones construyen Templo a las ordenes del maestro Aynon (Hiram).
Uno de tales maestros llamado Naymus Grecus “Llegó a Francia y
allí enseñó el arte de la masonería a los hombres de Francia” (XIV).
Fueron acogidos por Carlos Martel y luego pasan a Inglaterra.
III.- Reyes protectores de los
masones: Tras mencionar a los reyes judíos David y Salomón y al
caballero Albano Es decir, a finales del siglo III y principios
del IV, período que marca el inicio de la evangelización en Gran
Bretaña. San Albano aparece mencionado sobre todo en relación con
el monasterio de Saint-Alban. Tambiñen se mecniona a los reyes
cristianos Athelstan y Edwin como protectores de la masonería y
modelo de cómo deben amparar los reyes y señores a los masones.
Este rey Edwin convocó una asamblea de masones para que
recopilaran sus reglas y costumbres aportando cada uno sus
deberes, testimonios o documentos: “Cuando esto tuvo lugar, se
encontraron testimonios en francés, otros en griego, otros en
inglés, y otros en más lenguas, y se comprobó que todos tenían un
mismo fin. Hizo un resumen mostrando cómo había sido creado el
oficio. Propuso y él mismo ordenó que se leería en silencio o en
voz alta cuando se hiciera un masón, a fin de comunicarle su
deber”·(XVII). “El primer deber es éste: que seréis hombres leales
a Dios y a la santa Iglesia; y que no caeréis en el error ni en la
herejía, sea por vuestro juicio, sea por vuestras acciones, sino
que seréis hombres discretos o sabios en todo” (XIX).
IV.- Préstamos del compañerazgo
francés: Se hace referencia a elementos típicos del compañerazgo
francés de los siglos XIV y XV tales, como:
- La mención a la obra de Renaud de
Montauban sobre Aymon, célebre canción de gesta del siglo XII: el
Renaud de Montauban de los Cuatro hijos de Aymon, empleado como
tallador de piedra en la cantera de la catedral de Colonia.
- La mención al Rey Carlos Martell,
a Naymus Grecus, "Nombre griego" tomado por Makaboe (Macabeo o
"martillo"), que en 1268 servía para designar el santo y seña de
los hacedores de argamasa y los talladores de piedra parisinos (Etienne
Boileau, Livre des métiers, XLVIII, 22). . En su Livre des métiers
(XLVIII, 22), Etienne Boileau afirmaba en 1268 que los hacedores
de argamasa y los talladores de piedra parisinos estaban
dispensados de hacer la ronda [en francés, "guet"] desde los
tiempos de Charles Martel; era una alusión alegórica al hecho de
que los artesanos poseían un santo y seña [en francés, "mot de
guet"], que no era otro que la designación bíblica de su
instrumento de trabajo, el martillo, cuyo nombre hebreo (maqavah,
que dio su nombre a Judas Macabeo: cf. Mac., 2, 4) fue transcrito
por la de los Setenta con la forma Makaboe.
- al Tour de Francia,
- la expresión YHVH Auxilia…
V.- Emergencia de la logia de York:
Mientras que los manuscritos Regius (1390) y Cooke (1410) proceden
de logias de las regiones de Gloucester y Oxford, el manuscrito
Gran Logia nº 1 hace referencia a la logia de York. La logia de
masones de York comienza a organizarse probablemente a raíz de la
construcción de su catedral hacia 1220 redactándose las ordenanzas
en 1370.
VI.- El Rito de recepción: Aparece
descrito someramente el rito de recepción del aprendiz y su
juramento de observar las normas contenidas en un libro que está
presente y que se trata de la Biblia. Por tanto, el juramento sone
el libro sagrado es antiquisimo. Se habla de ceremonia de “hacer
masones”, o sea, es la primera mención a una recepción.
El original inglés fue publicado por W. Mc Leod,
"A lost manuscript reconstructed: the ancestor of one branch of
the Old Charges", en Ars Quatuor Coronatorum, vol. 94,
Londres, 1982, p. 16-21. Los cometarios y notas son de Patrick
Négrier, Textes fondateurs de la Tradition maçonnique
1390-1760, París, 1995, pp. 90-103.
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